The Big Bang Theory: la mujer al frente de los cuidados

1 septiembre, 2013

Sheldon se ha retrasado un día en cortarse el pelo. En su pequeño universo, eso supone una auténtica catástrofe que le ha hecho replantearse su modo de vida tal y como lo conocía. En su mayor momento de crisis, sus amigos tratan de ayudarlo para que vuelva a la normalidad. Pero a la que más parece preocupar es a Penny.

– Sheldon, escúchame. Ya está bien de esta locura. Vuelve a casa para que te corte el pelo.
– ¡Penny! No tienes experiencia, no estás titulada, y lo más importante, no tienes acceso a mi historial de cortes de pelo.
– Está bien. Mira, ya hace tiempo que nos conocemos, ¿no? Te he llevado a Disneylandia, le di una patada en los huevos a un matón por ti; te canto dulce gatito cuando estás enfermo, e incluso una vez me viste desnuda.

Hombres súper cualificados, carreras profesionales fructíferas… Y una gran dependencia maternal. Pero, ¿qué hay de la figura femenina en The Big Bang Theory?

Sheldon, Howard, Leonard y Raj no son más que unos niños grandes con gran capacidad para la ciencia. Bajo la máscara de personas exitosas en sus carreras, se esconden inseguridades y dependencias que quedan evidenciadas con juegos como el del “y yo más”. Pese a su inteligencia, ciertas habilidades parecen ausentes cuando se deshacen en el básico día a día. Dilemas emocionales, necesidad de cuidados o consejos se hacen patentes cuando se enfrentan a la realidad fuera de sus fantasías. Es ahí cuando la figura femenina entra en escena.

Penny representa a una mujer con sueños y aspiraciones. Lucha por conseguir la meta que la ha llevado a trasladarse a California y es la única figura femenina que aparece durante varias temporadas. Caricaturizada e infravalorada desde el inicio por sus escasos estudios y por su trabajo poco cualificado, parece que poco a poco va alcanzando importancia para el grupo de científicos que, a pesar de la simpleza que le otorgan, requieren de su auxilio. Da la impresión de que es el único personaje que evoluciona a lo largo de la serie, pasando de ser la vecina guapa y tonta por la que suspirar hasta poner en evidencia actitudes que posee y que se echan en falta en el resto de los protagonistas. De hecho, poco a poco va adquiriendo peso dentro de la trama mientras va alcanzando un rol dentro del grupo. Sintiéndolo en un primer momento como un triunfo, Penny no tardará mucho en darse cuenta de lo cansada que llega a estar de esas rutinas en las que se ve inmersa. Siendo claros, ella es la niñera de un grupo de críos con juguetes muy caros. “Penny, necesitamos tu ayuda” es una de las frases más repetidas en sus diversas vertientes.

Sheldon, Howard, Leonard y Raj, como niños que son, poseen una dependencia patológica materna. Aunque ya tienen una edad considerable y se creen autónomos, precisan de una persona que vele por sus necesidades. Es más, pasarán varias mujeres que cubrirán ese papel, hasta encontrar a parejas que suplan la labor de sus madres. Ahí entran en acción Amy y Bernadette, compañeras de Sheldon y Howard, respectivamente. Dos científicas que destacan en su campo, pero a lo que no se le da un valor especial dentro de la historia. Su papel se relaciona directamente con sus relaciones amorosas, dejando en un segundo plano algo que en el caso de los hombres, queda muy presente.

Tras tantas vueltas, el rol de Penny se asienta; se convierte así en la cuidadora del grupo. Da la impresión que debido a su formación no puede desempeñar otra función. Se la encierra en el ámbito doméstico, en el que estamos acostumbrados a ver a las mujeres.

Pese a todo y aunque estemos ante una trama de ficción, no deja de ser reflejo de la realidad. El audiovisual es lo que hace; se adueña y (re)produce hábitos y rutinas. Unos hábitos y rutinas que aprendemos y creamos en sociedad. Nos marcan y nos hacen actuar bajo el mismo patrón. Esas pautas tan marcadas en las que nos movemos nos dan seguridad, comodidad. Y realmente no somos del todo culpables de ello, aunque esas costumbres nos lleven a error y a repetirlo en más de una ocasión. Estamos tan inmersos en esas estructuras que no somos conscientes. Están muy presentes en nuestra vida y no concebimos de otras maneras distintas las formas de hacer. Esos hábitos acaban arrastrándonos; unos que creemos naturales, inherentes al ser humano y que hacen que no nos apartemos de ese camino para mirar otras posibilidades.

Quizás si en The Big Bang Theory la mujer estuviese más presente, quizás si se reflejase su carrera del mismo modo que se hace con los hombres, y si quizás no fuese relegada al plano del hogar y de los cuidados, nos saldríamos de esos hábitos y costumbres que constriñen la búsqueda de otros modos de existencia en nuestra sociedad.

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